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Abandono del tratamiento y reincidencia en agresores de pareja

Introducción

Existe una extensa literatura científica acerca de la eficacia de los programas de tratamiento psicológico para agresores de pareja que ha permitido demostrar su capacidad de cambiar el curso de sus carreras delictivas y disminuir las conductas violentas. Los estudios realizados, a pesar de la heterogeneidad de sus metodologías, muestran que entre 60% y el 80% de los maltratadores de pareja que completan el tratamiento, reducen sus conductas violentas hacia sus parejas al finalizar la intervención (Eisikovits y Edleson, 1989; Gondolf, 1997; Holtzworth-Munroe et al., 1997; Rosenfeld, 1992; Tolman y Bennet, 1990; Echeburúa et al. 2009). También han constatado que la tasa de reincidencia es mucho más baja en los sujetos que han terminado el programa de tratamiento y aumenta para aquellos que no lo finalizan (Arce, Novo y Fariña, 2020; Eckhardt et al., 2013). Concretamente, la reincidencia se puede duplicar en aquellos sujetos que no completan la terapia (Gondolf, 2000). Por otra parte, los agresores reincidentes que previamente habían abandonado un programa de tratamiento suelen reincidir en los primeros 3 o 6 meses desde su participación en el mismo (Gondolf, 1997).

Comparativamente con otros perfiles de agresores, los sujetos condenados por violencia contra la pareja suelen ser bastante resistentes al tratamiento. Su motivación es bastante extrínseca inicialmente, e inestable posteriormente, sobre todo en aquellos que entran en un programa por la vía judicial (Cadky, et al., 1996; White y Gondolf, 2000 Arce y Fariña, 2010). Por este motivo, las tasas de abandono en maltratadores de pareja son las más altas de todas las tipologías delictivas, incluidos los agresores sexuales (Olver et al., 2011). Los estudios realizados muestran que aproximadamente el 40-60% de los maltratadores de pareja que asisten a la primera sesión del tratamiento no lo finalizan (De Maris, 1989; Edleson y Syers, 1991; Gondolf, 1997; Pirog-Good y Stets, 1986). De hecho, estas tasas que, en algún caso puede llegar al 75%, son mucho más altas que las obtenidas en el tratamiento por cualquier problema clínico (Day y Pelowski, 2000). Los estudios con muestras únicamente de usuarios de los programas referidos por vía judicial registran tasas de abandono que van del 28% al 43%, dependiendo de la definición que se adopte de abandono (Chen et al., 1989; DeMaris, 1989; Hamburger, Lohr y Gottlieb, 2000). A pesar de ello, existe una gran heterogeneidad en las evaluaciones realizadas en las metodologías utilizadas y el formato de programas que, a veces, dificulta la comparabilidad de los resultados de un estudio a otro (Daly y Pelowski, 2000).

Por todo ello, es absolutamente necesario centrarse en profundizar en cuáles son los factores o condiciones que dificultan la finalización del tratamiento (Buttell y Carney, 2002). Algunos estudios han intentado analizar las diferencias entre las personas que terminan el tratamiento y las que no, siendo sus resultados poco concluyentes. Algunos estudios encuentran diferencias sociodemográficas como la edad, el empleo, el nivel educativo, el uso de alcohol, la renta, la historia delictiva y su relación con la pareja (separación) (Cadsky, et al., 1996; Grusznski y Carrillo, 1988). Y otros, por el contrario, no encuentran diferencias significativas entre ambos grupos (De Hart et al. 1999; Buttell y Carney, 2002).

Por otro lado, se han intentado identificar las variables predictoras del abandono de los programas como, por ejemplo, el estudio de Buttell y Carley (2002), que considera predictivas del abandono las siguientes variables: edad, asertividad y no referir una detención posterior (Buttell y Carney, 2002). Echeburúa et al.  (2010) también analizaron las variables predictoras del abandono, considerando que, el estar en situación de desempleo, no recibir un tratamiento integral, tener síntomas psicopatológicos a nivel global y pensamientos machistas predicen el abandono de los programas de tratamiento para agresores de pareja.

A pesar de que la investigación todavía no es consistente en referencia al abandono, lo que sí está claro es que mayores tasas de abandono predicen mayores tasas de reincidencia. Por ello es necesario invertir esfuerzos en profundizar en el conocimiento sobre el abandono de los programas de violencia de género para entender sus causas, qué variables lo predicen y cómo podemos mejorar para evitar la reincidencia futura. El estudio realizado por la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (FIADYS) y H’Amikeko ha supuesto un paso más en el conocimiento sobre el abandono en los programas de tratamiento en violencia de género. La finalidad del estudio ha sido analizar la reincidencia de las personas condenadas por una medida en la comunidad y su relación con los programas de tratamiento. Concretamente los objetivos han sido: describir el perfil sociodemográfico de los usuarios que han realizado el programa PRIA para condenados por violencia de género entre 2011 y 2015; b) analizar la tasa de abandono y la reincidencia de la muestra de participantes y c) analizar las variables predictivas del abandono.

1. Método

Para la realización de este estudio, se ha partido de una muestra de 1.055 usuarios que fueron derivados a un programa PRIA para agresores por violencia de género en la asociación H-Amikeco, entre los años 2011 y 2015.

  • De todos ellos (n=1.055) se ha obtenido información sobre la evolución en el tratamiento (fecha de inicio, asistencia, faltas al programa, abandono, etc.) en la entidad H-Amikeco.
  • De 549 (52,04%) se disponía de la información de la entrevista personal realizada al inicio del programa, a partir de la información de la entidad H-Amikeco.
  • De 974 (92,32%) de ellos, se ha identificado información en el Sistema de Información de Medidas Alternativas (SISPE-A) de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. De éstos, de 932 (88,34%) se disponía de la información de reincidencia posterior, a través de la información obtenida del SISPE-A.

 

2. Resultados

Perfil sociodemográfico

Más del 60% de los usuarios de programas son españoles, solteros o divorciados, con una media de edad de 40 años. El nivel educativo de la muestra se encuentra por debajo de la media poblacional. Los datos de empleabilidad son similares a los de la población general en el momento del delito. Respecto al consumo de alcohol, el 27% de penados consumen de forma abusiva alcohol y un 48% que lo hacen de forma moderada. Respecto al consumo de drogas, el 38% reconoce haber consumido drogas y el 23% mantiene el consumo en activo, siendo el cannabis (53%) y la cocaína (18%) las sustancias más consumidas.

Respecto a los antecedentes familiares, uno de cada tres usuarios afirma que su padre presentaba problemas de alcoholismo, dos de cada tres reconocían discusiones en el hogar familiar y en casi el 40% de los casos existía violencia familiar (principalmente por parte del padre).  Sobre sus padres, el 24% de los penados afirma haber sufrido una ruptura en la relación de sus progenitores durante su infancia y un 10% había perdido al padre o la madre antes de los 20 años. En referencia a sus relaciones de pareja, el 38% ha tenido dos o una (26%) relación de pareja importantes en su vida, siendo 9 años la duración más frecuente de esta relación. La mayoría de los condenados tienen dos hijos (32%) o tres (26%), y el 42% de ellos tiene, al menos, un hijo en común con la víctima. Finalmente, sobre las denuncias previas, el 30% de los sujetos tenían una denuncia previa al delito de violencia de género por el que cumplían una medida penal alternativa y, en el 50% de los casos, la denuncia era sobre la misma víctima.

Abandono del programa de tratamiento y variables predictivas

La tasa de abandono lo largo del programa recogida desde una sola entidad de cumplimiento es del 24,6%, siendo la tasa global menor que la hallada en otros programas de cumplimiento por mandato judicial. La tasa de abandono según los datos de seguimiento del programa SISPE-A, que recoge de forma más fiable el abandono ya que recoge la posibilidad de cumplimiento en otras entidades, es del 14%.

Las variables predictivas del abandono encontradas en el estudio son: el mayor número de incidencias, el mayor riesgo de abandono y el consumo de drogas del penado. Por otro lado, haber tenido una relación más breve con la víctima y compartir hijos e hijas con ésta, aumenta el riesgo de abandono del programa.

Finalmente, al comparar la tasa de reincidencia en Medidas penales alternativas entre las personas que abandonan el tratamiento y aquellas que lo finalizan, se observa una mayor tasa de reincidencia posterior entre los que abandonan (14,8%), frente al 9,5% de los que consiguen finalizar el programa.

Reincidencia y sus factores predictivos

El 10,7% de los condenados por violencia de género a una medida en la comunidad volvían a cometer un nuevo delito de violencia de género (acabando en una nueva sentencia en Medidas Penales Alternaticas). Este porcentaje está en la línea de estudios previos que se han llevado a cabo en nuestro país con muestras comunitarias de maltratadores, que arrojan cifras de reincidencia oficial del 7,6% (Lila et al., 2019), 6,8% (Pérez, Giménez-Salinas y De Juan, 2018) y 8,8% (Pérez y Martínez, 2011).

Las variables con capacidad predictiva para detectar a los posibles reincidentes encontradas son las siguientes: consumo de drogas del penado, tener denuncias previas o la ruptura de la orden de alejamiento, y el propio abandono de la terapia y el cambio de entidad, que ya en investigaciones previas se había identificado como una de los predictores más potentes para predecir la reincidencia de los participantes en el programa (Lila et al., 2019). También, el ser más joven en el momento de la denuncia, haber presenciado discusiones entre los progenitores y haber tenido mayor número de parejas, incrementa el riesgo de reincidencia. Finalmente, en cuanto al cumplimiento del programa, a mayor número de faltas, mayor riesgo de reincidencia junto con una valoración negativa por parte de la terapeuta en el cumplimiento de los objetivos de la intervención.

3. Conclusiones

 

Este estudio ha puesto de manifiesto la importancia de reducir el abandono como predictor de reincidencia delictiva en condenados por delitos relacionados con la violencia de género. Las tasas de abandono encontradas están en la línea de otros estudios nacionales e internacionales, pero muestran la necesidad de trabajar en su reducción, como forma de reducir la reincidencia futura de los penados. De las variables encontradas que predicen la reincidencia futura destacan el abandono y el cambio de entidad como variables que podemos modificar o reducir en el futuro en la ejecución de los programas de tratamiento que se administran en Medidas Alternativas. Los resultados de este estudio ofrecen recomendaciones directas de mejora para la gestión de Penas y Medidas Alternativas.

Referencias bibliográficas

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Meritxell Pérez Ramírez
Meritxell Pérez Ramírez

Profesora de Criminología en la Universidad de Comillas. Secretaria General de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (FIADyS)

La profesora de Criminología en la Universidad Pontificia de Comillas. Es Doctora en Psicología por la Universidad de Barcelona y Licenciada en Criminología por la Facultad de Derecho de esta misma universidad. Posee un Máster en Terapia Cognitivo-social, así como un experto en Técnicas de Estadística Multivariante. Realizó en 2013 una estancia de investigación en el Instituto de Criminología de la Universidad de Cambridge. Actualmente, compagina su docencia con ser investigadora y Secretaría General de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (FIADYS).

Andrea Giménez-Salinas Framis
Andrea Giménez-Salinas Framis

Profesora de Criminología en la Universidad de Comillas. Presidenta de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (FIADyS)

Profesora de Criminología en la Universidad de Comillas. Presidenta de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (FIADyS). Es doctora en Derecho y Criminología por la Universidad de Castilla-La Mancha, Master en Criminología por la Universidad de Montreal y licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona. Ha sido profesora e investigadora en la Universidad de Castilla-La Mancha y en la Universidad Autónoma de Madrid. Imparte docencia en diversas universidades y ha participado en multiples proyectos de investigación nacionales y europeos en las siguientes areas: criminalidad organizada, seguridad pública y privada, trata de personas con fines de explotación sexual y delincuencia sexual

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