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Otoño 2021

Agresiones sexuales realizadas en grupo: evidencia empírica y abordaje preventivo

Introducción

El 6 de julio de 2016, un grupo de cuatro jóvenes de origen sevillano, en cuyo grupo de whatsapp se autodenominaban “La Manada”, viajaron a Pamplona para la fiesta de los Sanfermines, donde agredieron sexualmente a una chica de 18 años. El caso motivó una extraordinaria atención mediática y posterior repulsa social, especialmente por la sentencia que, en primera y segunda instancia, calificó el hecho como abuso sexual, en lugar de agresión sexual. Aunque finalmente el Tribunal Supremo cambió dicha calificación por la de agresión sexual, ello no impidió que se produjera un amplio debate jurídico en torno a la idoneidad de la tipificación penal actual de los delitos contra la libertad sexual. Es curioso que este revulsivo, que ha enfrentado a la doctrina jurídico-penal, no haya provocado la misma reacción en el ámbito criminológico, aumentando el número estudios empíricos que ayuden a comprender este fenómeno.

Con este articulo pretendemos aportar nuestro grano de arena y mostrar hasta donde llega el conocimiento actual sobre las agresiones sexuales múltiples, sabiendo que estamos en el proceso hacia mejores logros en un futuro cercano. Para ello, en primer lugar, explicaremos qué son las agresiones sexuales en grupo y cómo se diferencian de las ejecutadas por un único sujeto. Posteriormente, explicaremos los factores que se encuentran detrás de su génesis y cómo estos hallazgos abren nuevas vías de intervención y prevención.

Antes de empezar a describir las agresiones sexuales en grupo debemos advertir de dos cuestiones preliminares. En primer lugar, las agresiones sexuales cometidas en grupo no representan un fenómeno nuevo, y tampoco son fruto de una juventud más violenta o habituada a una sexualidad forzada. Este tipo de agresiones ha existido siempre, y es frecuente en contextos de conflicto bélico, en lugares donde existen pandillas juveniles, hermandades universitarias o equipos deportivos, y en procesos de trata con fines de explotación sexual como forma de sometimiento a las víctimas (Harkins y Dixon, 2010). Desgraciadamente no tenemos cifras oficiales publicadas anualmente en ningún país que nos permitan medir si este fenómeno ha evolucionado al alza en los últimos años. Lo único que podemos medir es el volumen de noticias publicadas sobre el tema, que ciertamente muestran un incremento considerable de la atención mediática. En segundo lugar, la frecuencia de las agresiones sexuales en grupo es menor que la percepción mostrada a través de los medios de comunicación. Con los pocos datos oficiales disponibles podemos afirmar que representa entre el 10% y el 27%, según los países (Whright & West, 1981; Planty et al., 2013), de los delitos sexuales en general. Concretamente en España y, según los datos oficiales disponibles, este porcentaje es muy inferior, no llega al 5%, de los delitos sexuales cometidos entre 2016 y 2019 (MIR, 2019).

¿Qué son las agresiones sexuales en grupo?

Las agresiones sexuales en grupo, también llamadas agresiones sexuales cometidas por múltiples autores, son aquellas agresiones o abusos sexuales que se producen por más de dos agresores (Horvath y Kelly, 2009). Así, lo que distingue estas agresiones es el número de autores que participan, una cuestión que, como demostraremos más adelante, resulta clave para entender y explicar este tipo de violencia.

La amplia literatura existente sobre codelincuencia o delincuencia en grupo ha demostrado que la violencia ejercida en el seno de un grupo, a diferencia de la individual, presenta una serie de factores que facilitan y precipitan la acción delictiva (Stolzenberg y D’Alessio 2008; Conway y McCord, 2002). La actuación colectiva aumenta la probabilidad del inicio de la agresión, desincentiva las actitudes opositoras o inhibidoras a la misma, aumenta la escalada de violencia en el momento de la agresión y dilata su finalización. Esto se explica porque la participación de múltiples actores desresponsabiliza y anonimiza de las acciones individuales, desplazando la responsabilidad individual al colectivo; bloquea la posible empatía o sensibilidad que tengan los autores con la víctima gracias a la presión general y aliento colectivo a la acción; y es más fácil encontrar justificaciones de las acciones en patrones culturales (hacia acciones concretas o a un colectivo de víctimas) o de dominancia social sobre la víctima (por ser mujer, minoría étnica, etc.).

Estas cuestiones también explican las agresiones sexuales en grupo, hasta el punto de que las diferencias encontradas en las muestras analizadas justifican una subtipología separada dentro de las agresiones sexuales. Estas diferencias, como explicaremos más adelante, afectan al perfil de los autores, al uso de la fuerza y violencia empleada, al comportamiento sexual ejercido y a las consecuencias para las víctimas.

A pesar de que las agresiones sexuales en grupo merezcan la condición de categoría singular dentro de las agresiones sexuales, esto no quiere decir que siempre exista un mismo patrón. La composición del grupo, la existencia de un claro liderazgo con determinadas motivaciones, la subcultura de pertenencia del grupo, el contexto situacional y oportunista y la víctima escogida, serán elementos determinantes para comprender y evaluar cada caso. No se explica igual una agresión sexual cometida por un grupo de jóvenes que, en el contexto de unas fiestas populares, agreden a una víctima que se encuentra bajo los efectos del alcohol; que una agresión sexual realizada por una banda juvenil a una víctima extranjera con claras motivaciones xenófogas; o las violaciones reiteradas a las víctimas de trata con fines de explotación sexual perpetradas por los tratantes para impedir que escapen de la esclavitud.

Diferencias con los agresores sexuales individuales

Los estudios que han comparado las agresiones sexuales en grupo e individuales muestran las siguientes diferencias:

Características de los autores:  los agresores en grupo son bastante más jóvenes que los individuales, en muchos casos no llegan a los 20 años (Hauffe y Porter, 2009; Morgan et al. 2012 y Da Silva et al. 2014), pertenecen a una minoría étnica o son extranjeros en mayor medida, y tienen menos condenas por delitos anteriores, especialmente en delitos sexuales (Bijleveld y Hendriks, 2003).

Características de las agresiones, cómo y dónde se producen: las agresiones en grupo suelen iniciarse por un encuentro en un lugar público, aunque frecuentemente terminan en un domicilio o espacio privado para evitar ser vistos por algún testigo o la policía. Suelen producirse en fin de semana y suele mediar en mayor medida que las agresiones por un único sujeto, el consumo de alcohol o drogas, tanto de la víctima como de los agresores (Giménez-Salinas et al., en prensa).

Agresiones y comportamiento sexual: la violencia física ejercida por los agresores múltiples, suelen manifestarse en más actos de violencia, de mayor intensidad y suele estar asociada a otras conductas como los delitos contra la propiedad (Amir, 1971; Ullman, 2007 y Wright y West, 1981). Wright y West (1981). Las agresiones múltiples incluyen con más frecuencia actos que implican penetración (Gidycz y Koss, 1990, Hauffe y Porter, 2009; Woodhams, 2004, 2008; Morgan et al., 2012) y mayor variedad de actos sexuales: sexo oral y anal, lo que conduce a una mayor gravedad en las lesiones de las víctimas (Morgan et al., 2012; Giménez-Salinas et al., en prensa). En cambio, los agresores sexuales individuales, se masturban con más frecuencia y suelen besar a la víctima durante la agresión (Bijkleveld et al., 2007), buscando mayor intimidad o una suerte de pseudorelación con la víctima.

Características de las victimas: la mayoría de los agresores múltiples agreden a mujeres (Morgan et al., 2012) y más jóvenes que los que actúan solos (Porter y Alison, 2006), también suelen ser extranjeras en mayor proporción, siendo, en ocasiones, de la misma nacionalidad que los agresores (Giménez-Salinas et al., en prensa).

Motivos y explicaciones

Sí, como hemos visto, existen diferencias empíricas entre las agresiones sexuales individuales y en grupo. El siguiente paso sería averiguar si los motivos y causas que las generan también son diferentes. En la actualidad, los pocos estudios realizados  constatan que los agresores sexuales individuales están más afectados por factores de tipo individual y sexual: el interés sexual desviado, la psicopatía, las cogniciones antisociales, las distorsiones cognitivas sobre menores y el uso de la violencia, el historial de abuso sexual en la infancia, el déficit de autoestima, la falta de habilidades sociales, etc. (da Silva, Woodhams y Harkins, 2015; Wright y West, 1981). Por el contrario, para los agresores sexuales múltiples, la implicación en la agresión se explicaría por motivaciones sociales o grupales relacionadas con las dinámicas que se generan entre los componentes de los grupos (Hooing et al., 2010).

Dentro de estas últimas, cobrarían especial importancia tres dinámicas grupales: a) la necesidad de identidad social del grupo, en el sentido de que estas agresiones ofrecen la oportunidad de manifestar la masculinidad, ganar el respeto de los demás e impresionar al resto de compañeros (Groth & Birnbaum, 1979; Harkins & Dixon, 2010);  b) la desindividualización y la difusión de la responsabilidad que proporciona el grupo aumentando el anonimato y favoreciendo una mayor implicación (Gidyck y Koss, 1990); y c) la presión social entre los miembros motivados por la excitación o la búsqueda de aventura, aumentando progresivamente nivel de violencia y coacción ejercida en la víctima (Porter y Alison, 2004; Woodhams et al., 2007).

Pero todos los miembros del grupo ¿tienen el mismo papel dentro de la agresión, o algunos son más relevantes que otros? Para resolver esta cuestión, algunos autores han estudiado el rol de los componentes del grupo y destacan el papel fundamental del facilitador o líder, quien toma la iniciativa, da órdenes y directrices a los demás miembros, que se convierten en fieles seguidores. En las investigaciones realizadas, se ha identificado un claro liderazgo en el 35% al 95% de las muestras (Bijleveld et al., 2007; Porter y Alison, 2001) y, en las agresiones sexuales múltiples más graves, los líderes actúan con gran hostilidad hacia la víctima, y los demás miembros suelen alentarle y reforzar su comportamiento, generando una escalada de violencia con graves consecuencias para las víctimas (Clarkson, Eichinger, y Darjee, en prensa).

Entonces, si hay diferencias entre los miembros de los grupos, ¿habrá diferencias también en la motivación? Si el líder es el que toma la iniciativa ¿las motivaciones del líder difieren de las de los seguidores? Esta es una cuestión que está todavía sin respuesta y que requiere una mayor inversión en investigación. Sin embargo, para dar una respuesta integral que permita abarcar la heterogeneidad de formas en las que se pueden manifestar las agresiones, Harkins y Dixon (2010) proponen un modelo teórico multifactorial que combina factores individuales, del contexto socio-cultural y situacionales. Respecto a los factores individuales, los rasgos que explicarían la agresión sexual múltiple serían: el interés sexual desviado, el liderazgo y aspectos cognitivos como las actitudes distorsionadas, la reestructuración cognitiva como modo de evitar sentimientos de culpa y la desindividualización al actuar en grupo. En referencia a los contextos socioculturales, aspectos como los mitos de la violación o aspectos culturales relacionados con ella, la hipermasculinidad o el dominio masculino generarían una aceptación grupal de estas conductas. Finalmente, los factores situacionales que entrarían en juego parten de las teorías de la comparación social, el dominio social, la desindividualización y el pensamiento grupal que puede darse preferentemente en lugares de riesgo como las guerras o fraternidades.

Concluyendo: implicaciones prácticas

A lo largo de este artículo hemos intentado demostrar que existen diferencias entre las agresiones sexuales cometidas en grupo y las que se cometen de forma individual. Estas diferencias justifican la singularidad de las agresiones en grupo y la necesidad de orientar de modo diferente la prevención e intervención con estos agresores. Los agresores individuales requieren una intervención y prevención de la reincidencia muy orientada a los factores individuales, en cambio, las intervenciones con los agresores sexuales en grupo deberían ir precedidas de una evaluación sobre cuál ha sido la motivación principal de la acción, si la presión del grupo, un apremio sexual personal, un motivo de diversión, el consumo de alcohol o la voluntad de dominio de la víctima. Así lograríamos individualizar mejor la intervención, así como generar programas de prevención orientados a reducir las agresiones en lugares de mayor concentración de factores situacionales facilitadores: consumo de alcohol, entorno de ocio, falta de vigilancia, etc.

Referencias bibliográficas

Amir, M. (1971). Patterns in forcible rape. Chicago, IL: University of Chicago Press.

Bijleveld, C.C., y Hendriks, J. (2003). Juvenile sex offenders: Differences between group and solo offenders. Psychology, Crime and Law, 9, 237-245.

Clarkson, R., Eichinger, M., Darjee, R., Journal of Criminal Justice,https://doi.org/10.1016/j.crimjus.2020.101726

Conway, K. P., & McCord, J. (2002). A longitudinal examination of the relation between co‐offending with violent accomplices and violent crime. Aggressive Behavior: Official Journal of the International Society for Research on Aggression, 28(2), 97-108.

da Silva, T., Woodhams, J. y Harkins, L. (2018). “An Adventure That Went Wrong”: Reasons Given by Convicted Perpetrators of Multiple Perpetrator Sexual Offending for their Involvement in the Offense”. Archives of Sexual Behaviour, 47, 443-456.

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Gidycz, C. A., y Koss, M. P. (1990). A comparison of group and individual sexual assault victims. Psychology of Women Quarterly, 14, 325-342.

Giménez-Salinas, A., Pérez, M., González, J.L. Soto, J. E. Multiple-perpetrator and solo-offender sexual assaults between strangers: differences and predictive variables. Sex Abuse: A Journal of Research and Treatment (en prensa).

Groth, A. N., y Birnbaum, H. J. (1979). Patterns of rape. In Men Who Rape (pp. 110-192). Springer, Boston, MA.

Harkins, L., y Dixon, L. (2010). Sexual offending in groups: An evaluation. Aggression and Violent Behavior, 15, 87-99.

Hauffe, S., & Porter, L. (2009). An interpersonal comparison of lone and group rape offences. Psychology, Crime and Law, 15, 469-491.

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Ministerio del Interior, MIR (2019). Informe sobre delitos contra la libertad e indemnidad sexual en España 2019. Disponible en la página web: http://www.interior.gob.es/documents/10180/9814700/Informe+sobre+delitos+contra+la+libertad+e+indemnidad+sexual+en+Espa%C3%B1a+2019.pdf/b97661da-5e09-41a0-8341-a667cb5238cd

Morgan, L, Brittain, B., Welch, J. (2012). Multiple Perpetrator Sexual Assault: How does it Differ From Assault by a Single Perpetrator? Journal of Interpersonal Violence, 27, 2, 2415-2436.

Planty, M., Langton, L., Krebs, C. Berzofsky, M y Smiley-McDonald, H.  (2013). Multiple perpetrator sexual assault: How does it differ from assault by a single perpetrator? Journal of Interpersonal Violence, 27(12), 2415-2436.

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Andrea Giménez-Salinas Framis
Andrea Giménez-Salinas Framis

Profesora de Criminología en la Universidad de Comillas. Presidenta de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (FIADyS)

Profesora de Criminología en la Universidad de Comillas. Presidenta de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (FIADyS). Es doctora en Derecho y Criminología por la Universidad de Castilla-La Mancha, Master en Criminología por la Universidad de Montreal y licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona. Ha sido profesora e investigadora en la Universidad de Castilla-La Mancha y en la Universidad Autónoma de Madrid. Imparte docencia en diversas universidades y ha participado en multiples proyectos de investigación nacionales y europeos en las siguientes areas: criminalidad organizada, seguridad pública y privada, trata de personas con fines de explotación sexual y delincuencia sexual

Meritxell Pérez Ramírez
Meritxell Pérez Ramírez

Profesora de Criminología en la Universidad de Comillas. Secretaria General de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (FIADyS)

La profesora de Criminología en la Universidad Pontificia de Comillas. Es Doctora en Psicología por la Universidad de Barcelona y Licenciada en Criminología por la Facultad de Derecho de esta misma universidad. Posee un Máster en Terapia Cognitivo-social, así como un experto en Técnicas de Estadística Multivariante. Realizó en 2013 una estancia de investigación en el Instituto de Criminología de la Universidad de Cambridge. Actualmente, compagina su docencia con ser investigadora y Secretaría General de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (FIADYS).

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