MINIPAPERS

Invierno 2021

Cibercriminalidad y ciberfraude durante una pandemia: cifra negra y tendencias para el futuro

¿Qué impacto han tenido los rápidos cambios sociales relacionados con la pandemia en la criminalidad? ¿Las variaciones en la criminalidad perdurarán a largo plazo o son más bien fluctuaciones temporales? Las respuestas a estas preguntas básicas son de gran relevancia para las estrategias de prevención del crimen a corto, medio y largo plazo, ya que el uso eficiente y eficaz de los recursos limitados requiere la identificación de las amenazas más frecuentes. A este respecto, los primeros estudios encontraron un descenso en las denuncias de varios tipos de criminalidad urbana tradicional (por ejemplo, Langton et al., 2021; Nivette et al., 2021), hecho que puede haber sido una posible consecuencia positiva a corto plazo de las medidas de confinamiento. No obstante, el panorama delictivo es complejo, y los cambios sociales de los últimos 21 meses no han repercutido en todas las oportunidades delictivas de la misma manera. La cibercriminalidad, como el ciberfraude por ejemplo, ya estaba creciendo de manera constante antes de la pandemia y parece que este crecimiento se ha visto acelerado por los cambios sociales relacionados con COVID-19 (Miró Llinares, 2021). Dado que ya se destacó el ciberfraude como uno de los delitos patrimoniales más extendidos de los últimos años (Kemp et al., 2020), conocer su evolución resulta de gran interés. Por ello, el objetivo de este minipaper es sencillo: proporcionar una breve visión general de lo que sabemos sobre el efecto de COVID-19 en la cibercriminalidad y el ciberfraude en el Reino Unido y en España, así como lo que podemos esperar para el futuro.

Cibercriminalidad y actividades en línea

Antes de pasar al análisis de las tendencias del crimen, es necesario un resumen rápido de por qué la pandemia y las restricciones asociadas pueden haber repercutido en las oportunidades para la cibercriminalidad. Esto no requiere grandes esfuerzos; al fin y al cabo, con los diversos confinamientos la movilidad y las interacciones sociales de todo el mundo se han visto restringidas en alguna medida y, como resultado, actividades como el trabajo, el ocio, conocer a personas nuevas, las compras o las operaciones bancarias, entre otras, se trasladaron a Internet. Por supuesto, este cambio ya se estaba produciendo antes de la pandemia, pero el COVID-19 ha servido para acelerar el uso de las tecnologías digitales para muchas actividades cotidianas. Y parece que el aumento de actividades como el teletrabajo, o las compras o las citas en línea va a perdurar. Por ejemplo, muchas organizaciones han introducido políticas de teletrabajo permanentes y hay cambios claros en los modelos de negocio de muchos comerciantes. Si un mayor número de personas realiza un mayor número de actividades en línea, junto con una reducción de las actividades en el espacio físico, es probable que esto provoque cambios en las oportunidades delictivas. Así pues, ¿cómo ha influido está situación en la cibercriminalidad y el ciberfraude conocido en los últimos 21 meses y qué podemos esperar para el futuro?

Estudios a corto y medio plazo en el Reino Unido

Nuestro estudio sobre la cibercriminalidad y el fraude en el Reino Unido en los primeros meses de la pandemia identificó algunas tendencias marcadas y algunos matices relevantes (Kemp et al., 2021). A partir de datos sobre las denuncias de víctimas a Action Fraud[1], observamos que el total de los hechos conocidos en el ámbito de la cibercriminalidad pura aumentó por encima de lo esperado en los tres primeros meses de la pandemia, pero posteriormente, cuando se suavizaron las restricciones, volvió a la tendencia al alza ya existente anterior a COVID, como se muestra en el Gráfico 1. Del mismo modo, aunque con retraso en comparación con la cibercriminalidad, el fraude denunciado también aumentó claramente por encima de la línea de previsión hasta principios del verano 2021 y luego rebotó hacia la trayectoria ascendente prevista.

 

Gráfico 1. Tendencias en el fraude y el cibercrimen en el Reino Unido, 2014-2021

Sin embargo, el estudio del crimen hace hincapié en la importancia de analizar oportunidades delictivas específicas, y nuestra investigación preliminar sobre la ciberdelincuencia y el fraude al principio de la pandemia había revelado posibles disparidades entre tipos específicos de cibercrímenes y entre víctimas individuales y organizativas (Buil-Gil et al., 2021). En apoyo de estas conclusiones preliminares, el análisis de series temporales hasta julio del 2020 mostró que, por un lado, el fraude en las compras en línea y el fraude en las citas románticas aumentaron considerablemente durante los primeros meses de la pandemia, ya que las compras y las citas se desplazaron de los espacios físicos a los espacios en línea. De forma preocupante, tal y como se muestra en el Gráfico 2, las cifras de denuncias indican que el fraude en las compras en línea y, sobre todo, el fraude relacionado con el romance en línea se han mantenido por encima de la tendencia observada antes de la pandemia. La expansión del fraude de romance también se ha relacionado con el crecimiento de la soledad experimentado por personas jóvenes en este periodo (Buil-Gil & Zeng, 2021). Por el otro lado, en contraposición, el fraude de entradas prácticamente desapareció porque, aunque normalmente se produce en línea, suele depender de eventos que tienen lugar en el espacio físico. En lo que respecta a las víctimas, nuestros resultados mostraron que en los primeros meses de la pandemia creció la cibercriminalidad denunciada por víctimas individuales, pero no contra organizaciones.

Gráfico 2. Tendencias tipos de fraude en el Reino Unido, 2014-2021

Para comprender las tendencias del cibercrimen a medio plazo y obtener una indicación más clara de las posibles tendencias a largo plazo, llevamos a cabo un estudio sobre los múltiples confinamientos en Irlanda del Norte. Los resultados mostraron que tanto el fraude al consumidor en línea como el cibercrimen puro se mantuvieron por encima de las tendencias anteriores a la pandemia hasta el verano 2021. Además, no encontramos pruebas de que las tasas de estos tipos de delitos estaban volviendo a los niveles prepandémicos, por lo que es cada vez más importante vigilar la evolución de la cibercriminalidad durante el año 2022 para ver si la aceleración se extiende a largo plazo. En contraste con estas tendencias en el cibercrimen, en el mismo estudio encontramos que las tasas de denuncias de muchos tipos de delitos que tienen lugar en el espacio físico, como la violencia y los hurtos, han regresado a los niveles existentes antes de COVID-19.

¿Y las tendencias en España?

Pero todos estos estudios han analizado el cibercrimen y el ciberfraude en el Reino Unido, lo que nos lleva a la siguiente pregunta: ¿cuáles han sido las tendencias de la cibercriminalidad en España? Responder a esta pregunta resulta ser mucho más complicado, ya que los datos sobre la cibercriminalidad en España destacan por sus limitaciones. Los únicos datos oficiales disponibles se encuentran en el Informe sobre la Cibercriminalidad en España publicado por el Ministerio de Interior (Ministerio del Interior, 2021) o en el portal estadístico del Ministerio de Interior. Las cifras correspondientes al año 2020 muestran un aumento del 34% en los fraudes informáticos entre 2020 y 2019, no obstante, este incremento es menor que él que se registró entre 2018 y 2019 (41%), por tanto, no existen evidencias de que la pandemia haya tenido un impacto en los hechos conocidos por los cuerpos policiales aquí. Sin embargo, es necesario destacar que los datos sobre hechos conocidos en España sufren de una limitación más exagerada en comparación con el Reino Unido: aquí es mucho más complicado denunciar y, por consiguiente, la cifra negra puede ser notablemente más grande. En el Reino Unido se puede denunciar la cibercriminalidad a las autoridades públicas en persona, por teléfono o por internet, mientras que en España el desplazamiento físico a la comisaría de policía es la única manera. Y, desde luego, durante un confinamiento desplazarse a la comisaría resulta complicado. Este problema se evidencia en las cifras mensuales proporcionados por el Ministerio en el informe mencionado arriba (2021, pp. 42), donde los niveles de hechos conocidos en los meses de marzo y abril del 2020 son muy inferiores a las cifras de los meses posteriores. A mi parecer, es muy poco probable que mientras que los ciberfraudes subieron en otros países como el Reino Unido, se desplomaron en España. Todo apunta a un error de medición más pronunciado en España.

 

La importancia de las encuestas de victimización

Los posibles errores de medición en los datos oficiales nos llevan al último punto que me gustaría tratar: la cifra negra. Hasta ahora hemos tratado únicamente de los hechos denunciados y sabemos que existe una importante cifra negra en relación con la cibercriminalidad y el ciberfraude (Kemp, 2020). Por ende, es necesario examinar lo que nos pueden decir las encuestas y a este respecto, volvemos de nuevo al Reino Unido. La Encuesta de Criminalidad de Inglaterra y Gales es una de las encuestas de victimización más potentes del mundo, ofreciendo una importante fuente de información sobre las experiencias de los ciudadanos con la criminalidad. En la última edición correspondiente a los 12 meses hasta junio 2021, encontraron algo muy interesante: “un aumento del 12% en el crimen total, impulsado por un aumento del 43% en el fraude y el uso indebido de computadoras”. Es decir, contrario al esperado, esta encuesta de victimización estimó una correlación entre la pandemia y un aumento en la delincuencia total, debido a que la cibercriminalidad y el fraude suponen una proporción considerable de las victimizaciones totales y que estas dos categorías incrementaron notablemente. Cabe notar que existen matices metodológicos y tenemos que esperar a tener los resultados de otras encuestas, pero este resultado es cuando menos llamativo e indicativo de un traslado de las oportunidades delictivas. En España, la única encuesta de victimización rigurosa que nos puede dar una indicación de la cifra negra del ciberfraude o el cibercrimen es la Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña. Estamos a la espera de la publicación de los resultados de la edición correspondiente el 2020.

Lecciones para el futuro

En resumen, las evidencias indican que parte del panorama delictivo está cambiando: las actividades criminales que utilizan el ciberespacio, que ya estaban aumentando antes de la pandemia, han experimentado un notable crecimiento en los últimos 21 meses y algunas no parecen estar volviendo a los niveles anteriores a la pandemia. Comprender los cambios en la criminalidad es fundamental para la adaptabilidad y la gestión de los recursos de las instituciones encargadas de la prevención. Hecho que subraya la necesidad de disponer de datos públicos fiables para poder analizar los cambios, particularmente datos sobre el cibercrimen y el ciberfraude, que ocupan una proporción cada vez mayor de la actividad criminal. Además, el aumento de la cibercriminalidad plantea dudas sobre la capacidad de la policía para responder al nuevo panorama delictivo. Los estudios previos a la pandemia ya habían puesto de manifiesto las deficiencias percibidas en materia de formación o de políticas y procedimientos en relación con la cibercriminalidad y el ciberfraude (Por ejemplo, Bossler et al., 2020; Hadlington et al., 2018). En un momento en el que los cambios en las actividades rutinarias parecen estar fomentando las oportunidades para el cibercrimen, resulta necesario reevaluar las actuales respuestas a ello con el fin de proteger a los ciudadanos a corto, medio y largo plazo.

 

Referencias

Ashby, M. P. J. (2020). Initial evidence on the relationship between the coronavirus pandemic and crime in the United States. Crime Science, 9(1), 6. https://doi.org/10.1186/s40163-020-00117-6

Bossler, A. M., Holt, T. J., Cross, C., & Burruss, G. W. (2020). Policing fraud in England and Wales: Examining constables’ and sergeants’ online fraud preparedness. Security Journal, 33(2), 311–328. https://doi.org/10.1057/s41284-019-00187-5

Buil-Gil, D., Miró-Llinares, F., Moneva, A., Kemp, S., & Díaz-Castaño, N. (2021). Cybercrime and shifts in opportunities during COVID-19: A preliminary analysis in the UK. European Societies, 23(sup1), S47–S59. https://doi.org/10.1080/14616696.2020.1804973

Buil-Gil, D., & Zeng, Y. (2021). Meeting you was a fake: Investigating the increase in romance fraud during COVID-19. Journal of Financial Crime, ahead-of-print. https://doi.org/10.1108/JFC-02-2021-0042

Hadlington, L., Lumsden, K., Black, A., & Ferra, F. (2018). A Qualitative Exploration of Police Officers’ Experiences, Challenges, and Perceptions of Cybercrime. Policing: A Journal of Policy and Practice, 15(1), 34-43. https://doi.org/10.1093/police/pay090

Kemp, S. (2020). Fraud reporting in Catalonia in the Internet era: Determinants and motives. European Journal of Criminology. https://doi.org/10.1177/1477370820941405

Kemp, S., Buil-Gil, D., Moneva, A., Miró-Llinares, F., & Díaz-Castaño, N. (2021). Empty streets, busy Internet. A time series analysis of cybercrime and fraud trends during COVID-19. Journal of Contemporary Criminal Justice, 37(4), 480–501. https://doi.org/10.1177/10439862211027986

Kemp, S., Miró-Llinares, F., & Moneva, A. (2020). The Dark Figure and the Cyber Fraud Rise in Europe: Evidence from Spain. European Journal on Criminal Policy and Research, 26, 293–312. https://doi.org/10.1007/s10610-020-09439-2

Langton, S., Dixon, A., & Farrell, G. (2021). Six months in: Pandemic crime trends in England and Wales. Crime Science, 10(1), 6. https://doi.org/10.1186/s40163-021-00142-z

Ministerio del Interior. (2021). Estudio sobre la Cibercriminalidad en España 2020. Ministerio del Interior. http://www.interior.gob.es/documents/10180/11389243/Estudio+sobre+la+Cibercriminalidad+en+Espa%C3%B1a+2020.pdf/ed85b525-e67d-4058-9957-ea99ca9813c3

Miró Llinares, F. (2021). Crimen, cibercrimen y COVID-19: Desplazamiento (acelerado) de oportunidades y adaptación situacional de ciberdelitos. IDP: revista d’Internet, dret i política, 32, Article 32. https://doi.org/10.7238/idp.v0i32.373815

Nivette, A. E., Zahnow, R., Aguilar, R., Ahven, A., Amram, S., Ariel, B., Burbano, M. J. A., Astolfi, R., Baier, D., Bark, H.-M., Beijers, J. E. H., Bergman, M., Breetzke, G., Concha-Eastman, I. A., Curtis-Ham, S., Davenport, R., Díaz, C., Fleitas, D., Gerell, M., … Eisner, M. P. (2021). A global analysis of the impact of COVID-19 stay-at-home restrictions on crime. Nature Human Behaviour, 5(7), 868–877. https://doi.org/10.1038/s41562-021-01139-z

[1] Action Fraud es el Centro Nacional de Denuncias del Fraude y la Ciberdelincuencia del Reino Unido. Más información disponible en: https://www.actionfraud.police.uk/

 

Steven Kemp
Steven Kemp

Investigador posdoctoral

Investigador posdoctoral en la Universidad Pompeu Fabra.

Sus intereses de investigación se centran en el cibercrimen, el fraude, el sentencing, entre otros. En todos estos temas de investigación tiene publicados diversos artículos científicos en revistas de impacto tanto nacionales como internacionales.

Otros post de MINIPAPERS que te pueden interesar

Pin It on Pinterest

Share This